En un texto que publica hoy Manuel Gil en su blog apunta lo siguiente: “Estoy inundado de newsletter de todo tipo. Editoriales, librerías, empresas de todo tipo y naturaleza, agencias de comunicación, organismos, entidades, blogs, etc… están generando newsletter en las que agregan información de otras fuentes originales que ya han producido el contenido. Esta multiplicación exponencial de newsletter con noticias y referencias a otras fuentes crece de manera exponencial. El problema que observo es la inutilidad de las mismas.” (https://antinomiaslibro.wordpress.com/2016/02/29/la-pesadilla-de-las-newsletter/).

No deja de tener razón. Unos más, otro menos, pero prácticamente todos nos vemos inundados por correos de todo tipo que vuelven inmanejable cualquier bandeja de entrada. Muchos son también los que reproducen notas de fuentes varias y las hacen llegar a sus “víctimas”. Esta reflexión de Manuel toca de alguna manera a este ejercicio que estamos haciendo con Bibliopatía. En su nota, apunta que muchos ya hacemos acopio de información a partir de la alimentación sistemática que hacemos vía RSS de fuentes que hemos ido identificando como pertinentes para nuestro marco de interés. ¿Para qué entonces un boletín como Bibliopatía?

Es cierto que algunos profesionales de la edición como Manuel Gil no requieren un espacio así. Pero hay muchos que carecen de los conocimientos para sistematizar por su propia cuenta la información y que por tanto agradecen contar con un espacio que lo haga. Desde hace años, nosotros hemos estado generando síntesis informativas de lo más destacable que acontece en el mundo del libro y la lectura particularmente en México. Esa síntesis, realizada por David Ricardo para el Instituto del Libro y la Lectura (ILLAC) ha servido a muchos para enterarse de lo que de otra manera habrían pasado por alto. Quizás la laguna informativa en el medio profesional de la edición sea característica de México. Sin duda, una de las capacidades del editor en esta época de transición debe ser la de mantenerse informado. Lamentablemente “estar informado” no es una de las virtudes de muchos de los que están en el medio. Muchos son netamente predigitales y a duras penas se medio mueven en pocas redes sociales (básicamente Facebook). Los “inmigrantes digitales” en parte se mueven un poco más en este mar de información, pero con enormes dificultades para sistematizar sus hallazgos; y en mis clases me he encontrado con que los “nativos digitales” tampoco entienden del todo la necesidad de estar continuamente informados de lo que acontece y de las tendencias en los diversos frentes del sector para poderse anticipar a los hechos.

Quizás lo que hace falta es, más bien, realizar un esfuerzo concertado para que los que ya realizan una curaduría de fuentes de información se unan para generar un espacio en el que éstas se concentren y estén disponibles para los que trabajan en el mundo del libro y la lectura. Si desde Bibliopatía logramos contribuir a que eso se concrete, estaremos más que satisfechos.